Todo comenzó con el saqueo a un supermercado en Barcelona
Escrito por Carolina el domingo, 27 de diciembre de 2009 a las 8:50 pm
Ya comienzan los primeros síntomas, de hecho llevaba un tiempo preguntándome por qué estaban tardando tanto, después de dos años viviendo una situación de crisis que ha arrasado con todo y con todos y cuando me refiero a todos, obviamente no lo son, sino que a todos los de siempre, las familias, los trabajadores, los más necesitados, los niños; en fin los sierbos de la gleba, estatus universal e imperecedero que se perpetúa por los siglos de los siglos y que determina quien rema, quien le da al tambor y quien está cómodamente en la cubierta disfrutando del atardecer en el mar.
Pero volviendo a los tiempos actuales y oscuros, ya comienzan a tomar forma iniciativas y manifestaciones ciudadanas que se rebelan ante el sistema establecido, posiblemente más por un estado de necesidad total, carencia y ya no hablemos de falta de oportunidades, sino que de un escenario de extinción, de la lucha por la supervivencia de seres humanos, hombres, mujeres, niños y ancianos que han sido condenados a la exclusión social, a ser los daños colaterales de una crisis cuya superación aun está lejana y que sin duda no tendrán cabida en el nuevo modelo.
En un barrio de Barcelona, en días atrás, una horda de jóvenes saqueó un supermercado y comenzó a repartir los víveres sustraídos entre los vecinos en una acción antisistema y convocada por la Asamblea de Parados de Barcelona.
El hecho en sí que parece una acción anecdótica por parte de jóvenes inconformistas que buscan su destino y el sentido de la vida, como aquellos románticos que lanzaban ladrillos a la policía en París en la revolución de mayo del 68, a mi juicio marca un punto de inflexión. un antes y un después en España.
Nuestra sociedad está cansada de los abusos de las administraciones públicas y de la corrupción de los políticos. De hecho una de las consignas que más gritaban estos Robin Hood del siglo 21 mientras repartían comida entre los pobres era “que la crisis la paguen los ricos”, verbalidad habitual en manifestaciones de este tipo, marcando y tipificando a las personas por su capacidad económica; es decir ¿qué hay del estado de bienestar o de la capacidad de un país para entregar las condiciones mínimas a sus ciudadanos, los que en su mayoría son víctimas de grandes intereses lejanos a ellos y de la ineptitud de una casta política elegida para gobernar en pos del bien común, más allá del partido y de los enriquecimientos ilícitos. ¡Que pague Millet! Era otra de las consignas de estos “terroristas”, haciendo una clara alusión al que fuera presidente del Palau de la Música, quien ha reconocido un desfalco de más de tres millones de euros a su institución y que ha sido dejado en libertad por un juez de Barcelona.
El sistema y la institucionalidad política actualmente en España y en gran parte del mundo ha perdido totalmente el sentido, la razón de ser y lo que es más lamentable, la credibilidad y capacidad de representar a las personas, es simplemente el garantizar prebendas y múltiples beneficios, especialmente económicos a un reducido círculo de ciudadanos que han hecho un golpe de estado silencioso y que, al margen de la legalidad y decencia han arrasado con la esencia de cada país, sus valores, moral y principios, para dar paso a una forma de vida escandalosa y en dimensiones paralelas en la que el término democracia y estado de derecho, son falacias retóricas que se desempolvan para las elecciones.
El saqueo del supermercado en Barcelona, sin duda marca un antes y un después, sino tiempo al tiempo. No creo que se trate de manifestaciones antisistema aisladas y llevadas a cabo por jóvenes anarquistas buscando emoción, no señores; esto marca el comienzo del descontento general de un país y de un sistema que agoniza dejando tras de si una estela de destrucción, hambre, soledades y pobreza y que ira in crescendo como la sinfonía macabra interpretada por los que sobran, por los que lo han perdido todo, hasta la dignidad y que en la actualidad comienzan a poblar los comedores de Caritas por navidad.
Qué pasará cuando las familias que han perdido sus casas, sus trabajos y su forma de vida???…. ¿¿¿Qué pasará cuando los niños digan tengo hambre???… ¿¿¿Qué pasará cuando ya no sean jóvenes anarquistas o lo que sean, sino que las hordas sean de ciudadanos cansados, hambrientos y sin nada que perder???…. Acaso tendremos policías antidisturbios armados hasta los dientes en cada supermercado???
Ojala que Santiago Niño Becerra y todos los profetas de la crisis estén equivocados, que la crisis se acabe y la vida vuelva a la normalidad, pero tal y como están las cosas, creo que los vientos del descontento comienzan a soplar, esto sumado a una crisis internacional que cede sólo para algunos entre los que no está España y a un sistema político, gobierno, oposición y demases que están más atentos a sus propios intereses y a los de la banca, de espaldas a los ciudadanos y con falsas unidades de acuerdo a lo que puedan conseguir… Mucho me temo que estamos viviendo el comienzo del final… La historia es cíclica y no aprendemos… La revolución francesa comenzó por un saqueo, la primera guerra mundial por un asesinato en un país lejano… ¿Qué habrá comenzado con el saqueo de un supermercado en un barrio de Barcelona?? o tal vez, ¿qué habrá terminado??
Otros temas de interés:
Categoria: crisis
Clasificado en: Barcelona, crisis, exclusión social, hambre, pobreza