El jueves vi en los cines verdi el documental recetas para el desastre. La idea del mismo consiste en una familia que decide hacer una dieta de petróleo y grabar su vida cotidiana en este proceso durante un año.
Para el que no lo tenga claro una dieta de petróleo consiste en reducir el consumo de este.
El documental viene a reproducir el proceso que la mayoría seguiríamos si hicieramos esto.
Empiezan por dejar el coche antiguo. Este gesto evita mucha contaminación pero supone ver ya los nervios a flor de piel en la familia.
Piensan que el coche les da tiempo para hacer más cosas. Pero muchas veces únicamente nos sirve para conseguir tiempo para alcanzar el consumo de televisión de 4 horas de media por persona y día.
El tiempo en un autobus es el mismo tiempo que en un coche, lo importante son las vivencias que vivimos en ese tiempo. Se pueden extraer muchas más cosas en 30 minutos de autobús que en 30 minutos de coche y al revés. Son 30 minutos en los dos casos.
Segunda molestia importante: No comprar nada que vaya en plástico. ¿Sencillo?
No, casi imposible. Hoy casi todo va embutido en plástico. Sin olvidar que para transportar todo se usa petróleo.
El ejemplo más llamativo de los que citan en el documental sobre las compras sin plástico es el del papel higiénico.
Este asunto es fácil de resolver. Limpiarse con agua y jabón. Pero es curioso como una respuesta cultural (limpiarse con papel) que es mucho menos higiénica que limpiarse con agua, jabón y una esponja (la parte más sucia del cuerpo) resulte imposible de realizar para la familia.
Estos temas citados son solo unos pocos a los que hacen frente. Las vacaciones, los juguetes de plástico de los niños (no veas la que montan en Navidad…), la calefacción…
Uno podría pensar que las incomodidades es la conclusión que se saca del documental, nada más lejos.
La famila simplemente cambia de costumbres. Una vez aceptadas las nuevas situaciones descubren que tienen mucha más comunicación, están más tiempo con los niños, etc.
Ojo, cuando le preguntan a la mujer si seguirán viviendo así, dice que no. Van a cambiar cosas pero no quiere seguir por la vía radical.
Volviendo al tema central El cambio climático, esto es algo que debería hacer cambiar a todos nuestros hábitos, pero la gente tendemos a negar lo que nos da miedo. De ese modo podemos seguir nuestras vidas.
Seguimos con nuestras costumbres porque nos hacen sentir cómodos, seguros. Ellos lo explican con los ejemplos de barcos hundiéndose léntamente. Mucha gente tarda en irse a los botes porque el barco es su entorno conocido (más vale malo conocido que incertidumbre por conocer).
La conclusión que saco sobre el cambio climático y la respuesta de la gente a él. Es que es imposible que la gente en masa acepte “incomodidades” nuevas. Puede hacerlo perfectamente si acepta que la nueva vida es así. Pero en masa esto no se va a producir.
La única posibilidad para salvarse sería que los gobiernos impulsaran drásticamente las energías limpias.
Pero cosas como guerras por el control del petróleo me vienen a decir que no están por la vía limpia.
La pregunta pues es ¿cogerás el bote salvavidas? o en todo caso ¿hay algún bote salvavidas que coger? ¿Cuál?