Consejos para ser más felices
Escrito por Griselda el miércoles, 19 de enero de 2011 a las 2:28 am
¿Qué hace a las personas sentirse felices?
- Saben escuchar, son asertivas en sus gestos y en sus palabras
- Jamás hieren con sus palabras
- Son conscientes de sus limitaciones
- Dejan que los demás descubran su talento
- Jamás usan la arrogancia para intentar enseñar algo al otro
- Saben bien en qué edad de la vida se encuentran
- Saben reírse de sí mismos y de su pasado
- Saben ponerse en el lugar del otro
- Saben que para sentirse felices hay que dominar la adicción a la materia y al tiempo
Los niños:
Un buen ejercicio para intentar ser más feliz es primeramente comprender la felicidad. Los niños suelen enseñarnos mucho de eso todo el tiempo.
A lo largo del día, un niño nos muestra cuán relativa es la felicidad y cómo va cambiando en base a nuevos estímulos. Ver a mi hija tremendamente emocionada por encontrar el chupete que había perdido y saber que el día más feliz en la vida de un niño es haber salido con él a explorar sin llevar nada en los bolsillos, es una forma de acercarse a la felicidad.
Jugar a ser niño de tanto en tanto es bueno para mejorar el estado de ánimo, hay que entender que la felicidad no es algo que cae del cielo, uno tiene que buscarla y cuidarla cada día. La felicidad es más que la suma de buenos estados de ánimo de cada día pero si no los tenemos, jamás podremos aprender a ser felices. Tómese el tiempo para jugar como si fuera niño, para acostarse y mirar el azul penetrante del cielo en el banco de la plaza o jugar al balón, en fin, para hacer eso que le vienen ganas de quien sabe cuándo.
Los mayores:
Tienen el tiempo que tanto quisiéramos tener y saben que lo material no vale nada.
Las personas mayores tienen mucho para enseñarnos acerca de cómo enfrentar la depresión que nos impide alcanzar estados de felicidad. Ellos se ponen tremendamente felices cuando alguien les dedica tiempo, cuando alguien les visita, cuando alguien los hace sentirse útiles y les da responsabilidades.
Si a ellos les devolvieran un poco de juventud para vivirla de nuevo sabrían no dejarse atrapar por la rutina de la maquinita de hacer dinero para llenarse de cosas materiales al santo botón y dedicarían más tiempo en cultivar esos afectos que hoy los mantiene vivos cuando alguien toca el timbre de su puerta.
Las preguntas:
¿Qué dejo si me muero en este mismo momento? Mi papá se fue mientras hablaba conmigo y se fue porque necesitaba irse y yo estaba lista. Era como un ciclo que se cerraba y una adoración mútua inexplicable. La imagen de mi padre permanece intacta y cada día encuentro un lugar para hablar de él con mi familia.
Si yo me muriera ahora mismo quisiera que los demás sintieran esa misma sensación y que pudiera dejar yo una marca tan fuerte como la que dejó mi padre. No necesito nada para recordarlo, ningún objeto. Me encanta soñar con él y recordarlo siempre.
Cuando una persona feliz se va, genera eso, no deja ni el menor resquicio de odio, ni temor, ni intereses, deja una liviandad de conciencia en sus seres queridos que les permite plantarse en la vida y no temerle a nada, ni siquiera a la muerte misma.
Los demás:
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad. José Martí.
Una de las grandes dificultades para ser felices es la falta de tiempo para dedicarlo a cosas eventuales, para uno mismo, para pasear, para dedicárselo a los niños, etc. Y si encima uno gasta tiempo en preocuparse por lo que hacen o dejan de hacer las demás personas, poco espacio queda para ser feliz.
A los demás que no sean ni amigos ni de la familia, sólo dedíqueles tiempo si les puede ayudar.
Los objetivos:
Muchas veces las personas que viven sin metas pueden parecer más felices y, aunque hay muchas maneras de concretar un estado de felicidad personal, puede ser que el plantearse un exceso de objetivos sea el problema.
No hay que ser pretencioso, hay que proponerse 2 o 3 metas a lograr en un año, cosa que podamos concretarlas y no nos frustremos.
Al levantarse cada día es bueno dedicar los primeros minutos para planificar el día y planificarlos de manera tal que sea un día coherente con nuestros objetivos a largo plazo. Comenzar el día leyendo el correo electrónico antes de tomar un café es algo que se nos puede tornar muy común y terminará por quitarnos de nuestra vista, los objetivos a largo plazo.
Lo fisiológico:
El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja. Fernando Savater.
El cuerpo es el soporte físico de nuestra mente. Por ejemplo, variaciones en la alimentación provocan cambios en los niveles de serotonina y esto trae aparejado cambios en el estado de humor. Comer bien y dormir bien es un requisito absolutamente necesario para ser feliz.
Las ondas cerebrales generadas durante el sueño profundo son quizá uno de los secretos del estado de felicidad. Así como “el tiempo lo cura todo” a largo plazo “el sueño” es el mejor aliado para ser feliz cada día.
Propóngase como meta dormir bien cada día y el tiempo de vigilia será mucho más productivo y se sentirá mucho mejor.
El entorno cercano:
Nosotros somos el resultado de la fusión de personalidades de nuestro entorno cercano; de las personas con quienes vivimos, de las personas con quienes trabajamos, de aquellas personas que más tiempo estamos juntos. Así como de vivir uno en Barcelona termina hablando Catalán un día sin darse cuenta, la forma de caminar, la forma de pensar, el gusto por tal o cual plato de comida, en fin, todo comienza a fusionarse perfectamente.
Entender esto es un buen ejercicio mental porque mantener la armonía con las personas cercanas a uno es un reflejo de que estamos bien nosotros mismos.
Las excusas:
Hay que dejar de ponerse excusas para no ser feliz. No pude porque tenía 1000 cosas que hacer, el jefe estaba terrible, la autopista se llevó todos mis ratos libres, etc. Poner excusas para llegar a casa, encender la tele y no dar nada de sí a los demás no le hace bien a nadie.
Hay que regar la plantita cada día y de los 3 proyectos a concluir, uno de ellos no debe poder tocarse con las manos ni verse con los ojos. Hay un poco de cierto en vivir el día de hoy como si fuera el último; no preocuparse tanto y sí ocuparse, y en respetar a los niños por lo que pueden llegar a ser. Frases sueltas que, por ahora, me dejó la vida.