Diferencias entre la leche materna y la leche de vaca
Escrito por Maria el martes, 12 de enero de 2010 a las 8:00 pm
Mucho se habla de los beneficios de la lactancia materna pero pocos saben que se esconde detrás de esta maravillosa práctica que envuelve a toda madre dispuesta a dar lo mejor de sí para contener y alimentar a su hijo.
Lo cierto es que, más allá de la cuestión social y psicológica que supone dicho acto, la leche materna es el alimento perfecto para el bebé, el que contiene la dosis exacta de nutrientes y propiedades que protegen al niño para que crezca con salud.
Los componentes
Los estudios revelan las grandes diferencias que existen entre la leche materna y la leche de vaca. Una de las más evidentes es la alta presencia de las proteínas como la caseína y beta-lactoglobulina que se detecta en la leche de vaca. Esta última proteína puede causar una reacción alérgica en los bebés por no hablar de que es más agresiva y así es como dificulta la digestión.
En el caso de la leche materna, hablamos de la mitad de proteínas que la leche de vaca y muchas menos caseínas, lo que ayuda a la digestión dado que no se producen grandes grumos en el estómago, algo que sí sucede con la leche de vaca. Por otra parte, la leche materna contiene propiedades que alejan a las bacterias y ayudan a absorber las grasas.
Otra gran diferencia se advierte a la hora de analizar las vitaminas que en el caso de la leche materna son las ideales para el lactante. Algo similar sucede con la cantidad de minerales. En el caso de la leche de vaca, la cantidad de minerales –sodio en especial- es mucho más rica y esto puede recargar los riñones del bebé.
La alta presencia de grasas o lípidos de la leche materna también es una de sus virtudes esenciales. La presencia de grasas es más alta que la de la leche de vaca y también la de ácidos grasos insaturados, que ayudan a desarrollar el sistema nervioso.
Por último, en el caso de la leche materna hablamos de una alta presencia de hidratos de carbono (lactosa y otras azúcares) que ayuda a la absorción de calcio y otros minerales además de evitar la proliferación de microorganismos en el intestino. Esto, junto a la presencia de lisozimas que ayudan a equilibrar la flora intestinal, son razones suficientes para dar a la lactancia materna el lugar que merece.
Vía: Consumer Eroski
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