Consejos y ejercicios para tener una mejor memoria
Escrito por Griselda el lunes, 19 de julio de 2010 a las 8:00 am
¿No recuerda el lugar donde dejó las gafas? ¿Y las llaves? Es ésta es una señal de cuán ocupados estamos. Si uno presta atención de “buena calidad” tendrá “buenos recuerdos”, pero si la atención prestada es fugaz, también se irá rápido o, incluso, no quedarán recuerdos porque muchas acciones uno las hace de manera automática.
Según Harry Lorayne -autor de Memoria Eterna– podemos ejercitar nuestro cerebro para mantenerlo con juventud y beneficiarnos de ello. Hay quien intenta tener todo anotado, son personas cuya agenda es una extensión de su cerebro, si pierden la lista de contactos del móvil, pueden llegar a desfallecer porque no recuerdan ni un solo número de teléfono. Pero también hay personas -las menos- que son capaces de tener una verdadera agenda telefónica en la mente, entre números de DNI, matrículas y datos certeros como cumpleaños de familiares y amigos ¿Son súper inteligentes? ¿Cómo hacen?
Al parecer, estas personas utilizan una “sinfonía” de sentidos para recordar un número, una manera difícil de explicar pero jamás se olvidan de un número y además de recordarlo, ejercen sobre el “contenido recordado” una acción de metacognición, es decir, saben que está guardado allí para siempre, o saben que tal dato está más propenso a ser olvidado.
Algunos ejercicios son buenos de ser puestos en práctica para ejercitar la memoria:
Relaciones que ayudan a recordar: Cuando le presentan una persona, es muy frecuente que tienda a olvidar su nombre fácilmente o no haga la asociación entre el nombre y el rostro. Un buen consejo es preguntarse sobre la ortografía del nombre si así lo permite: ¿Carina o Karina?, o pensar en ese momento en otras personas llamadas con el mismo nombre o con el mismo apellido intentando recordar el rostro de esas personas.
Visualizar el nombre. Busque visualizar el nombre añadiéndole una relación. Claro que no todos los apellidos o nombres se prestan para ello pero algunos sí, por ejemplo, hay algunos apellidos muy fáciles de relacionar como Casillas, Alvez, Flores y Ramos, por ejemplo. Se trata de visualizar un ramo de flores, un amanecer o una casilla. Otros son un poco más rebuscados, como por ejemplo: Galeano (un galeón), Gorriti (un gorro), etc. A veces no es que la visualización permita en sí misma recordar un apellido sino que ayuda a otorgarle más tiempo y atención para que se establezcan parámetros de concordancia que ayuden a recordar un dato.
A veces basta a que uno tarde un instante más en el momento que escucha un nombre e intente clasificarlo según su origen por ejemplo. Las personas con buena memoria suelen hacer automáticamente interconexiones y en el momento de ver una señora en la calle con cara conocida, se activan las alertas que les hacen recordar que esa persona tiene un nombre germano no muy común, que su nombre y su apellido empiezan con igual letra, que su apellido es algo así como irracional y que su nombre le recuerda a una isoca, pero también hay una leve noción de que se trata de un apellido de origen vasco, Isolda Irrazábal queda entonces categorizado de varias maneras y todo esas relaciones, se activan en una fracción de segundo y casi sin uno darse cuenta.
Crear asociaciones memorables. Búsquele la vuelta para lograr recordar mejor un nombre, como por ejemplo memorizar imágenes de personas con el mismo apellido que conozcamos de antes. En general los antiguos recuerdos como por ejemplo los compañeros de colegio, las maestras, amigos, parientes, son mucho más durables en el tiempo.
Un poco de trampa. Si es usted una persona que, irremediablemente se olvida de un rostro, puede comenzar a anotar en su agenda o detrás de la tarjeta de presentación, detalles como señora alta de gafas blancas, o Señor de bigotes y voz gruesa. Claro esto es para ir suplantando porque hay que tratar de hacerlo mentalmente.
Hilar las acciones. Preste atención a lo que hace pensando para sí mismo, estoy guardando mi DNI en el bolsillo chico del bolso o las llaves las estoy dejando en los estantes de la sala. El no recordar este tipo de cosas (que suele ser bastante frecuente y generalizado) es completamente corregible si uno le dedica un par de instantes más a cada acto.
Formar hábitos. Utilice una bandeja, canasta o adorno en el que quepan objetos como centro de mesa en su sala principal. Acostúmbrese a dejar allí esos objetos que siempre se olvida: Las gafas, las llaves, el móvil. Tenga otro reducto de objetos “perdibles” pero de menor uso, por ejemplo destine un cajón de su mueble de comedor para ello. Guarde allí la cinta adhesiva, un par de bolígrafos, una goma de borrar, unas pilas, un reloj de emergencia, las llaves auxiliares, etc.
Repetición y rima. Es ideal para recordar lo que vamos a comprar al supermercado, “leche, manteca y jamón, leche manteca y jamón”. Repetir una serie de objetos puede ser una buena ayuda memoria para una lista de este tipo.
Usar el cuerpo. Hay personas que le da resultado hacer asociaciones relacionadas con su propio cuerpo así, si va a buscar comida para el gato, piense en su gatito ronroneando sobre sus rodillas, o intente pensar que tiene unos puerros saliendo de su bolsillo para recordar que tiene que comprar puerros.
Usar su casa. Piense y visualice leche derramada en el piso de la cocina y el paquete de cereales volcado sobre la cama o un racimo de uvas sobre su ordenador personal. De esta manera le resultará más fácil recordar lo que tiene que comprar.
Números y formas. El 1 se asemeja a una pluma, el número 2 es un pato o un cisne, el 3 se parece a un par de esposas abiertas, el 4 a un velero, el 5 a una mujer embarazada, el 6 una pipa, el 7 un boomerang, el 8 un muñeco de nieve y el 9 una raqueta de tenis. Esto puede ser útil para recordar el número de pin de una tarjeta o el número de bloqueo de su móvil.
La rima y los números. Puede asociar palabras a números según hagan rima, como por ejemplo, uno-ayuno, dos-tos, tres-juez, cuatro-pato y así sucesivamente, Intentando visualizar el objeto rimado al número.
Practique su abecedario. Para recordar un nombre difícil, comience a decir el abecedario y cuando llegue la letra de la palabra que quiere recordar en vez de decir, por ejemplo la “s”, diga Shrek.
Use muchos sentidos. Un mensaje leído en voz baja permanece menos en la memoria que un mensaje leído en voz alta, y éste permanece menos, a su vez, que un mensaje escuchado y éste menos que un mensaje visto en video. Mientras más sentidos utiliza para incorporar un mensaje, mejor va a recordarlo. Utilice la cámara de su pc para grabar la poesía que debe recordar, por ejemplo.
Algunas personas pueden mejorar su memoria con este tipo de ejercicios, lo importante es no vencerse y no resumir sus recuerdos a una agenda repleta de información. Pruebe nuevos métodos y no se rinda, la información que sea de menor importancia déjela guardada en su memoria con la ayuda de alguno de estos métodos u otros que le resulten eficaces, lo importante, al fin y al cabo, es llevar la agenda puesta y tener un cerebro ágil y útil.