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Existe sin ninguna duda, una intrínseca relación entre la infraestructura y el cambio climatico. La construcción, los materiales y los criterios arquitectónicos cambian completamente cuando lo que se busca es minimizar el impacto del ya latente y más que evidente, cambio climático, ya sea el tan publicitado calentamiento global o su efecto contrario, una nueva era glacial que según algunos científicos de renombre estaría comenzando.

La energía, es el todo, en sí misma, la clave de la situación en la que se encuentra un planeta habitado por personas que, incapaces de repartir recursos y con la siempre presente necesidad de poder y comerciar con todo, han derivado en un problema que con el transfondo económico, pone de manifiesto una necesidad vital de transmutar la energía. Una energía que se acaba y que sitúa al autoabastecimiento en el punto de mira de la supervivencia.

Las casas ecológicas

Centrándonos en la vivienda como base fundamental de la sociedad, el aprovechamiento de la energía no se circunscribe únicamente al cuidado del planeta. La vivienda extiende sus tentáculos a la economía, la subsistencia, el nuevo orden social y el nuevo establecimiento de hábitos sanos y adecuados basados en el autoabastecimiento de los elementos con los que se satisfacen las necesidades.

Son muchos los países que, adoptando una visión a largo plazo, están poniendo en marcha planes de viviendas ecológicas. Mientras en países como España se reducen los presupuestos destinados a I+D+I con motivo del enorme déficit público que amenaza a la sociedad española y en países como México, gracias a una alianza con los Estados Unidos, se reforestan grandes superficies de tierra a fin de iniciar la construcción de más de 30.000 viviendas ecológicas.

Los datos hablan por sí solos

Las viviendas construidas en el estado de México han arrojado sus primeros datos de ahorro energético, donde el mismo se sitúa en 20 euros mensuales por vivienda.

Es más que evidente que, ante los fracasos institucionales constantes en los que los mandatarios de los países son incapaces de llegar a un consenso, poniendo de manifiesto una vez más la intrínseca incapacidad del ser humano para desligarse del poder, la especulación y la acumulación de riqueza, la financiación y construcción de elementos como las viviendas ecológicas es un gran aporte para frenar el más que evidente cambio climático actual.

Continuando con México y su alianza con Estados Unidos, el plan de elaboración de gases responsables del efecto invernadero y la transformación paulatina de edificios y viviendas en viviendas ecológicas, está planificada para los próximos diez años.

Válvulas de ahorro de energía, electrodomésticos con consumo mínimo, paneles solares, materiales aislantes y términos, son algunos de los criterios que se contemplan en el plan que se lleva a cabo en México.

Chile, otro país con un proyecto de paneles solares que, incorporados a las viviendas lograrán un ahorro en la capital, Santiago, de alrededor de 150 euros anuales.

En España, son las empresas las que se encargan de destinar sus partidas de responsabilidad social empresarial al cambio climático y a la elaboración de sistemas que sirvan para reducir el consumo energético y aunque ya hay varias iniciativas oficiales al respecto, estas no parecen ser suficientes, por lo que es de esperar que la nueva Ley de economía sustentable que promueve actualmente el gobierno promueva y facilite de forma eficaz la construcción y rehabilitación de viviendas y que no se convierta como tantas otras acciones públicas en despilfarro y corrupción por parte de algunos.

No cabe ninguna duda que, si analizamos los cambios que esta crisis nos está poniendo de manifiesto, que la vuelta al trueque, a los sistemas de producción autosuficientes y la creación de elementos que permitan ser autosuficientes energéticamente, son las claves para iniciar un nuevo y próspero ciclo, económico, social y humano, pero para ello es indispensable reformular el sistema, replantearnos conductas y ambiciones, idealmente modificar los sistemas políticos, todos ello, para que no se mantenga la corrupción, el enriquecimiento ilícito y los intereses de unos pocos por sobre el bienestar de la mayoría. Cambio de hábitos y valores para poder construir un mundo mejor.

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