No desperdiciemos lo conseguido: un repaso a la historia
Escrito por José Manuel el viernes, 16 de enero de 2009 a las 10:49 pm | Google+
Llevamos más de 200 años de capitalismo. Es un sistema muy goloso para los que están arriba y donde se gastan medios ingentes para perpetuarlo. Muchas veces se convierte en la ley del más fuerte. El que más tiene más consigue, y si no se corrigen las desigualdades se producen grandes bolsas de pobreza.
Es importante conocer su evolución para entender como hemos llegado hasta aquí y que riesgos tenemos de perder nuestros derechos, ya que es evidente que en los próximos años y con la excusa de la crisis se verán recortados muchos de ellos.
La pérdida de trabajos extenderá más que nunca la máxima de mejor un trabajo precario que nada. Ante el pánico a la pobreza y la incertidumbre volando sobre nuestros puestos de trabajo, acabaremos olvidando los problemas que nos llevaron allí. Por ejemplo, que la crisis la provocaron algunas miles de rapiñas indeseables que habitan los mercados financieros. Que el sistema de producción siempre creciente no puede sustentarse ni mucho menos crear riqueza para todos si el dinero se concentra cada vez en menos manos.
El problema no somos nosotros, el problema es de quienes manejan el sistema, de los que siempre salen bien parados.
Pero nuestra situación no se puede explicar sin ver los hechos en torno a nuestro sistema económico y las luchas que provocó.
Los inicios de este sistema parten con ciudades llenas de expulsados del campo, gente que pasó a ser una importante masa de mano de obra barata. Esta gente trabajaba de 14 a 16 horas diarias en fábricas insalubres. Mujeres y niños eran habituales en estas ya que cobraban menos. Las enfermedades y mutilaciones eran muy comunes. La mortalidad infantil de la clase obrera era del 57%, debida a, entre otros factores, la insalubridad y la mala alimentación.
La pobreza llegó a ser tal que en el Reino Unido, (en su ley de pobres, 1834), se crearon las workhouses. Sitios donde casi encarcelaban a los indigentes y los obligan a trabajar en tareas improductivas, eso sí, sin hacer la competencia a las empresas privadas.
Era común que se pagará a los trabajadores dándoles el salario en vales. Los cuales solo se podían gastar en los establecimientos del dueño de la fábrica. Creando situaciones de casi esclavitud.
Los trabajadores tuvieron mucho tiempo prohibido asociarse ya que se consideraba que sus peticiones de salarios más altos o menos horas de trabajo atentaban contra la libertad del empresario de contratar libremente. Es decir se defendían los conceptos de libertad e igualdad, pero para la mayoría era más bien la libertad para morirte de hambre donde quisieras.
Los que se asociaban eran perseguidos y encarcelados. A muchos se les envíaba a servir al ejército (a galeras!!).Y por ejemplo en España a principios del siglo XX pistoleros pagados por la patronal mantenían una guerra abierta con los sindicatos.
Ante tanta miseria los trabajadores crearon las cajas de socorro, donde todos daban dinero para ayudar a los que en un futuro tuvieran problemas. Estas cajas de socorro se convirtieron con el tiempo en las cajas de resistencia, donde se depositaban fondos para soportar los períodos de huelga.
El Estado era visto por la clase obrera como el instrumento opresor mediante el cual eran explotados por la clase capitalista. Motivo por el cual movimientos como el cartismo lucharon porque el voto fuera universal, de forma que todos fueran parte del sistema.
En 1848, año por cierto en que se publica el manifiesto comunista, eran ejecutados 3000 trabajadores en París. Era uno de los resultados de casi 20 años de luchas persiguiendo el derecho al trabajo y a poder organizarlo. Las organizaciones sindicales fueron a partir de ese momento perseguidas sistemáticamente en numerosos países.
Como respuesta a esta opresión aparecía La internacional en 1864. Organización que quería conseguir erradicar la existencia de clases a través de alcanzar el poder para los obreros. Uno de los frutos de este sentir fue un breve gobierno en parte de la Francia ocupada por Bismark denominado la comuna de París. Promovía cosas como la protección de las cooperativas, la entrega de talleres abandonados a los trabajadores, etc. En 1871 sus partidarios eran cercados en París por el ejército de Bismark y sucumbían 17.000 personas.
Fruto de estas revoluciones, en Inglaterra se conseguía por esas fechas que los trabajadores pudieran disfrutar de los sábados por la tarde como festivos.
Años más tarde (1886) es en EEUU donde se producen más muertes en reivindicaciones. En este caso en la lucha por las 8 horas de trabajo como máximo. Juicios falseados por el estado inculpando de terrorismo a obreros; prensa nacional alarmando a la población sobre la destrucción de la economía; policias disparando a quemarropa a manifestantes fueron algunos de los sucesos de esta lucha. Y en 1908, el incendio de una empresa téxtil, con sus 129 trabajadoras en el interior, asesinadas por reivindicar igual salario que los hombres.
No fué sin embargo hasta acabada la primera guerra mundial donde se consigue el hito de las 8 horas de trabajo. Seguramente por miedo al contagio de la Revolución Rusa, en la que por primera vez la clase obrera toma el poder de un país e instaura un régimen comunista.
En España también vivimos nuestras revoluciones obreras. La más significativa la de movimientos anarquistas durante la guerra civil. Movimientos que crearon formas alternativas de organización social y de trabajo.
Otro punto de inflexión importante para los trabajadores ocurre al final de la Segunda guerra mundial cuando se consiguen muchas más concesiones. Como el Estado de bienestar, la protección social, reabsorción del paro, población pobre con más poder adquisitivo mediante impuestos progresivos y redistribución, etc… Los países pasan a hacerse cargo de necesidades de asistencia de sus ciudadanos. Donde el concepto de clase va desapareciendo en una sociedad estandarizada y consumista.
Repasando se ve como en general el Estado primó los intereses de las empresas, ricos, burgueses o como se quiera llamar. Que los medios y los cuerpos de seguridad estaban en esa labor. Y que los avances sociales solo se consiguieron con cambios de mentalidad, luchas y reivindicaciones masivas.
En la actualidad nos encontramos con deslocalizaciones, con contratos indefinidos que pasan a obra y servicio. Con los bancos cerrando el grifo. Con exceso de producción que ya no puede ser pagada por las clases medias / bajas. El sistema financiero plagado de ladrones sin que nadie les vigile, etc.
A ti te dirán que te bajes el sueldo, que trabajes más horas, que aceptes ese trabajo, que has de estar agradecido. Pero tú y yo sabemos que la culpa no es nuestra. Y si todos pensaramos así sería más difícil que cogieran la solución fácil de recortar por el más “débil”. Seguramente sería necesario recuperar el concepto de clase, que nunca dejó de existir aunque estuviera disimulado. Y en base a él, hacer unas cuantas reivindicaciones o acabaremos perdiendo cada vez más cosas. ¿No crees?