Hijos y nietos de la crisis global del siglo XXI
Escrito por Carolina el jueves, 31 de diciembre de 2009 a las 8:06 am | Google+
Crisis global del siglo XXI, no cabe ninguna duda que esta crisis quedará reflejada en los libros de historia y en la memoria de nuestras futuras generaciones que, sin ninguna duda, tardarán años en reponerse de una destrucción de tal magnitud.
Esta crisis es el vivo ejemplo de cómo la tecnología, los avances, la eliminación de las fronteras y la globalización total, se transformó a manos del poder en especulación, ruptura con los valores y una incipiente victoria del “lado oscuro de la fuerza”.
La Crisis Glogal del Siglo XXI, la primera y, no creo que la última, ha llevado a economías como la española a tener unas proyecciones que sitúan la deuda pública en 2011 en el 60% del Producto Interior Bruto y no es la única aunque si una de las más damnificadas.
Los niños que han vivido y los que han nacido en este 2009 próximo a finalizar no conocerán de esta crisis más allá de lo que lean en los libros de historia y los recuerdos que de esta época puedan atesorar, estrechez económica, cambio drástico de hábitos y costumbres o aquél día en que todo cambió cuando el banco se quedó con la vivienda familiar por no poder pagar la hipoteca, claro que como niños… “llegaron unos señores y no dijeron que nos teníamos que ir… Papá daba explicaciones y mamá lloraba y decía qué vamos a hacer”…
Sin embargo y, aunque este relato en sí mismo parezca dramático, la crisis económica tiene efectos mucho más devastadores para nuestras futuras generaciones.
En economía, el concepto de déficit público, desconocido hasta hace 20 años, pone de manifiesto las deudas que acumulan los gobiernos y estados, que en 1982 se inventaron los bonos y los pagarés como instrumentos de financiación estatal.
Los años posteriores, años de explosión de la vivienda como negocio, especulación máxima que expandió sus tentáculos a la banca, grandes empresas, Madoff y todos los que fueron y actuaron como él y que convirtieron por sobre todas las cosas la especulación en un arte y una forma de vida; sin importar los eufemísticos “daños colaterales”; es decir los ciudadanos, hombres y mujeres decentes y trabajadores que se vieron envueltos en una burbuja inmobiliaria que desmoronó los estados de bienestar y obligó a los gobiernos a endeudarse para poner parches e ir capeando el temporal.
Las emisiones de deuda a largo plazo, incluso más de 30 años, han puesto a nuestras futuras generaciones en el ojo del huracán ya que, serán ellos quienes deberán con sus impuestos sufragar las deudas que se han asumido los últimos dos años.
Los niños que nacieron a comienzos de la crisis deberán enfrentarse a un sistema que les cobra por una deuda que ni siquiera sabrán a qué corresponde.
Cambio climático y deudas asumidas
Nuestros niños, tendrán que vivir en sociedades con sistemas impositivos elevadísimos, no como forma de obtener contraprestaciones del estado, sino como forma de pagar las deudas que los estados y gobiernos están asumiendo hoy, como tabla de salvación de la crisis económica.
Niños a los que además de las deudas, les estamos dejando los fracasos en términos de reparto de recursos, medidas contra el cambio climático y mala utilización de los recursos naturales.
Nuestros niños, hijos y nietos, son las víctimas de la especulación, la falta de valores, el abuso de poder y la soberbia extrema, en su mundo es posible que, además de impuestos descomunales, no existan las estaciones del año –ya casi están desapareciendo- quizá haya escasez de agua y energía y los animales se extinguirán… un magnífico mundo el que estamos planeando para estos niños…nuestros niños.